Tras quedarse de nuevo a las puertas de la victoria en 1982, vimos como Poch decidió dar un nuevo paso adelante equipando los Lada oficiales con un Motor SIMCA JRD de 2.4 litros que en manos del virtuoso Marcel Morel pasó de 180 a 215 caballos de potencia.

Además de la culata de doble bujía, una doble carburación y un colector a medida en el motor, se introdujeron otros cambios como la bajada de peso mediante el uso masivo de piezas de fibra de poliéster, la evolución de los discos delanteros a ventilados, una nueva instalación eléctrica y la adopción de las clásicas llantas Fuchs usadas también por Porsche.

Equipo Lada Poch 1983

Si la preparación del vehículo fue impresionante, no lo fue menos la del equipo.  Se fichó como jefe del mismo a Jean Vinatier, un veterano con experiencia en el mundo de los Rallyes con Renault. Se formaron tres tripulaciones oficiales, a las parejas de coche ya clásicas con Briavoine y Deliaire al frente del Niva Nº156 así como Trossat y Eric Briavoine en el Nº157, se unieron en esta ocasión Martine de Cortanze y Anne-Marie De Belabre a bordo del Nº211. Martine ya había participado el año anterior a bordo de un Niva y otras tres ediciones a lomos de una moto, por lo que se puede decir que era toda una veterana del Dakar.

Martine de Cortanze y Anne-Marie De Belabre

Para finalizar, a bordo de un camión 6×6  Steyr-Pinzgauer se embarcó al Mismísimo Marcel Morec, dispuesto a arreglar todo aquello que fuese necesario de los vehículos en carrera, aunque como veremos casi tuvo que lidiar más con el propio Steyr que con los Lada.

El camión Steyr-Pinzgauer con Pierre-Claude Gillier y Marcel Morel a bordo

Así pues, la edición de 1983 vio como 9 Lada Niva, 3 oficiales y 6 de privados, se congregaban en París para tomar la salida de la 5ª Edición del ya consagrado como el rallye más duro de mundo.

  • Nº156 Jean-Claude Briavoine/André Deliaire (Oficial)
  • Nº157 André Trossat/Eric Briavoine (Oficial)
  • Nº208 Stéphane Bouillon/Patrice Cauley
  • Nº209 Henri Favre/Charles Papadopoulos
  • Nº210 Blaise Henrion/François Henrion
  • Nº211 Martine de Cortanze/Anne-Marie De Belabre
  • Nº212 José Carlos Cabrera/Ignacio Nuere
  • Nº300 Desconocido/Desconocido
  • Nº385 Eugenio Casas/Manuel Fabregat

Vemos como entre los participantes un viejo conocido como es Cabrera que en esta ocasión se acompaña con Nuere en lugar de Abascal. Sin embargo, por problemas familiares de última hora, Cabrera no llegará a tomar la salida. Además, otro dúo español, formado por Casas y Fabregat se estrena en la carrera a lomos de un Niva aunque desgraciadamente no lograrán llegar a Dakar y deberían abandonar.

La carrera no comenzó precisamente bien para los Lada oficiales del equipo Poch. Aunque Trossat marcaría el mejor tiempo en la primera etapa del prólogo, el equipo femenino de Cortanze/Belabre tuvo problemas eléctricos en el mismo y acumuló penalizaciones de más de 15 horas. En cuanto al pilotado por Briavoine/Deliaire, al poco de entrar en tierras africanas tuvo problemas repetidos con el embrague y quedaron fuera de la lucha por la victoria. Tan sólo Trossat mantenía el pulso con el Mercedes G de Ickx y los Range Rover de Lartigue y Metge y el Renaul de los hermanos Marreau, ganadores de la anterior edición. André realizó una carrera muy inteligente, sin errores de navegación y siendo muy rápido, no en vano ganó 4 etapas.

La carrera estuvo muy reñida, aunque a partir de la 4ª etapa, la dureza comenzó a hacer diferencias entre algunos de los favoritos. Fue el caso de los Marreau, quienes se quedaron sin gasolina y sumaron un nuevo retraso a las 2 horas y media de penalización que acumulaban de la etapa 3. En esa misma Cortanze y Belabre se retiraban.

En las etapas 5 y 6, la lucha entre el Mercedes de Ickx y el Range Rover de Metge no daba cuartel, con Trossat siguiéndoles de cerca hasta las etapas 8 y 9, cuando parecía que por fin iba a superarlos alzándose con el liderato de la general.  La 9ª etapa fue un auténtico caos ya que fue la primera vez que el Dakar se internaba en las arenas del desierto del Teneré (donde Tierry Sabine se perdió y encontró la inspiración para crear la carrera), lo cual coincidió con una terrible tormenta de arena que acabaría con un descalabro en la general y muchos participantes perdidos, teniendo que ser localizados por aviones del ejército de Mali en los cuatro días posteriores. En medio de la tormenta, Metge tenía serios problemas con su Range, e Ickx intentaba distanciarse de él. Trossat por su parte conseguía navegar correctamente con el pequeño Niva y parecía que iba a ponerse líder al final de la etapa, a tenor de las diferencias intermedias que acumulaba. Sin embargo, en la segunda parte de la especial, una pérdida de aceite y tres pinchazos seguidos dieron al traste con sus esperanzas y lo relegaron de nuevo tras el belga y el francés.

El Lada de Trossat y el Mercedes de Ickx.

Las siguientes etapas Trossat seguiría empujando muy fuerte, frente al belga que conducía su Mercedes G administrando la ventaja lograda. Sin embargo Ickx sufrió un percance en su vehículo donde rompía el eje delantero de una manera muy seria. Pese a todo, y gracias a la ayuda de la tripulación del otro coche del equipo del cual tomaron prestado el eje, y a los fantásticos mecánicos del equipo Mercedes lograron llegar a la meta. Al día siguiente los dos vehículos del equipo tomaron la salida sin problemas indegenerique.be. La polémica no llegaría hasta la salida de la penúltima etapa, ya en Mauritania, donde los comisarios descubrieron que el eje del compañero de equipo de Ickx no tenía marcas de control y por tanto había sido reemplazado rompiendo las normas de la carrera. Su eje estaba en el coche de Ickx y ellos montaban uno nuevo. Esto significaba la descalificación inmediata, descalificación que Mercedes ni siquiera recurrió ya que el coche de Ickx seguía liderando la carrera. El equipo Poch tampoco protesto, declarando que era mejor un segundo puesto peleando en la arena que un primero en los despachos.

Así finalizó la carrera con Ickx ganando en el Lago Rosa y el equipo Poch debiendo de conformarse de nuevo con el segundo puesto.

André Trossat

Aunque el resto de la temporada volvió a ser glorioso para el equipo, la espina del Dakar quedaría clavada ya para siempre y, a tenor de lo que vendría después, quizá si deberían haber reclamado por la jugada de Mercedes.

Alguna de las anécdotas de esta edición incluyen los serios problemas que Gillier y Morel sufrieron al poco de entrar en las arenas Argelinas. Su camión 6×6 se quedó sin embrague. Por dos veces tuvieron que desarmar la transmisión del vehículo para intentar una reparación que tan sólo el tesón de Gillier, quien estuvo 24 horas sin dormir y consiguió unir rígidamente la caja con el motor, permitía a la pareja alcanzar el final de la etapa y las asistencias donde pudieron hacerse con los repuestos necesarios.